lunes, 6 de agosto de 2012

El adiós al oso triste

Hace casi una semana lo vimos.
Un párrafo breve. Unas pocas líneas en alguna página de internet, acompañadas de una frase dicha por un músico de la escena, nos anunciaban la muerte de Tony Sly. Así, de improviso. Sin anestesia. El hombre que cantaba (entre tantas otras) una canción que había escuchado esa mañana y que casualmente me había quedado sonando en la cabeza durante unas horas ya no estaba.
Tuve que releer la noticia, mirarla fijo por unos minutos. Para mí la pérdida de un músico que sigo hace tiempo era una emoción desconocida hasta el momento. Y dolió...
Para darle un poco de contexto a quien no esté familiarizado, Tony era conocido por cantar y tocar la guitarra en No use for a name, una de esas bandas californianas de punk que tuvieron su auge a mediados o fines de los 90, las que empecé a escuchar alrededor de los 15 años y nunca abandoné. Pero si bien NUFAN me gustaba bastante, el momento en que más me empezó a llamar la atención Tony como individuo fue cuando, siguiendo los pasos de su colega Joey Cape, se animó a más y lanzó su carrera solista. Me hubiese gustado llegar a verlo en vivo así, tan sólo con su voz y su guitarra acústica. Pero tendré que conformarme con los dos discos que nos dejó: 12 song program y Sad bear. Si bien el primero siempre me gustó mucho, al segundo recuerdo haberlo escuchado una o dos veces sin mucha atención.
No sólo entré un poco en shock por la noticia, sino que nada se dijo hasta el momento acerca de cómo murió Tony, y no puedo evitar pensar en lo extraño de eso. Durante estos días escuché mucho su música, incluso Sad Bear nuevamente, esta vez a conciencia. Y me encontré con un tipo muy diferente del que esperaba escuchar. Si en su primer disco solista había asomado un lado un tanto melancólico, en el segundo se terminó de definir por completo, mostrándonos a un hombre que está separándose de su familia y no puede aceptarlo, ya que su principal fuente de felicidad fueron siempre su mujer y sus hijas. El disco está lleno de frases nostálgicas y un tanto desgarradoras. No puedo evitar preguntarme si su muerte y la tristeza de sus últimas canciones estarán relacionadas de alguna manera. No por morbo ni nada similar, sino por la empatía que la música siempre hizo aflorar en mí.
Esto no pretende ser un tributo ni nada parecido. Ni siquiera tiene un hilo conductor muy definido. Simplemente quería volcar las cosas que me pasan por la cabeza desde el último miércoles.
Y tratar de decirle adiós a un gran músico. Aunque cueste.

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